Un día lejano, después de haber gastado todas las hojas de su diario, decidió que era la hora de irse. Irse lejos. A un lugar donde podría dejar de disimular que en realidad no era feliz y ser ella misma. Poder llorar las veces que quisiera.
Cogió un bolígrafo y una hoja pequeña. Escribió en ella un simple "adiós" acompañado de un "siempre os tendré en mi corazón vaya donde vaya". Lo dejó encima del taquillón. A continuación, quemó el diario para que nadie nunca supiera todo lo que pasaba por su mente. Después, subió al tejado y estuvo de pie, pensando. No estaba segura de si estaba correcto lo que iba a hacer o no. Solo quería irse. Pero tenía miedo.
Al día siguiente, la encontraron a bajo 10m de altura en el suelo insconciente. Nunca llegaron a saber el por qué llegó a suicidarse. Quizá porque no le prestaban mucha atención ya que siempre la veían sonreír. Se sintieron culpables. Fue trágico. Muy trágico para ellos.