jueves, 18 de julio de 2013

Me encanta viajar en el tren sola. Ahora quizá podeis llegar a pensar que soy una anti-social y que prefiero estar sola antes que estar con alguien. Mentira. No tiene nada que ver. Pero, noto la diferencia cuando estoy sentada en un vagón, al lado de la ventana. Contemplando el mismo paisaje que veo cada vez que estoy ahí. Escuchando música en mis oídos a todo volumen. Sin escuchar a nadie. Sólo la letra de la canción. Viendo como entran y salen las personas. Algunos agotados del duro día que han pasado, y otros con ganas de fiesta. Caras deprimidas. Sonrientes. Empanadas. Preocupantes. Tristes. Melancólicas. Muchas caras diferentes que expresan una variedad de sentimientos. Por eso me encanta ir en tren sola. Porque me doy cuenta de la gente que tengo a mi alrededor que está peor que yo y eso, de forma u otra, me alegra saberlo.