lunes, 21 de enero de 2013

— Perdon por llegar tarde, no podía escaparme.
— ¿De quién?
— De mi madre. No me deja salir.
— ¿Recibiste mi carta? 
— ¿Cuál carta? 
— Mi recado, quiero decir.
— Claro, te contesté, para eso estamos aquí, ¿no?
— Tienes razón. Que tonto soy... ¿Y qué piensas?
— ¿De qué?
— De lo que te decía.
— Ah, pues no sé. Dame tiempo.
— Ya tuviste mucho tiempo, decídete.
— ¿Cómo quieres que me decida si no te conozco?
— Mira, yo tampoco te conozco y ya ves...
— ¿Ya ves qué?
— ...Estoy enamorado de ti.